lunes, 17 de enero de 2011

Catarsis hasta el día cinco

San juanillo hermético,

con el universo expuesto hasta que marea

sentís realmente lo diminuto que eres.


Escribir en cursiva es más sencillo (o al menos debería serlo), es cuestión de práctica y de usar un lapicero con tinta, o de usar un lapicero y escribir a mano y en cursiva, ahora soy muy ágil con los dedos… se me van a hacer fácil las castañuelas cuando regrese por fin y de una vez por todas a mis clases de flamenco.

Quiero todos los días salir a correr, que sea parte de mi rutina… pero eso significa quitare tiempo de algo, a mí y a alguna de todas mis cosas… (siento que sólo yo entiendo de lo que estoy hablando… ya veremos…)

La caligrafía mejora, imperfecta, es cuestión de práctica.

Iván está sentado en su reclinable sofá de arena, junto con el libro que lo atrapó este verano… inspiración …

Nos atrapa la idea de “retirarse en san juanillo”… pedacito de cielo delicioso y pasivo… sin prisa, eterno en su melancolía, en sus dudas, en sus miedos de poder simplemente ser.















De como le puede a uno explotar el cerebro en el pacífico sur....

Día 1. Drake!
La Pachamama una vez más, y de una forma completamente diferente a todas las anteriores, nos deleita con un nuevo espectáculo de la naturaleza.
El recorrido comenzó nublado. Poca agua en el río. Bastó decirlo para que pasáramos debajo de una gran nube negra y su aguacero. Agua que bañó el río hasta llegar al mar y tocarnos otra vez.
Ya en la playa un cuarteto de niños juegan a bajar un fruto extraño de un árbol. Nos lo obsequian. Parecía un melocotón pero más pequeño, color rosado como la manzana de agua, y guardaba un sabor a guaba combinado con marañón.
Una niña nos saca del letargo de sabores nuevos... -"Vean! Una mantarraya!". Eran tres. Saltaban y se sambullían en el aire, moviendo sus aletas como alas, bordeando la costa ignorando la gravedad.
Seguía nublado. La tarde nos obsequiaba un celaje de tonos celeste, turquesa, morado y gris. Todos pastel y difuminados por un manto de neblina gigante que cubría la gran bóveda.
Un poquito de concentración y pude ver la comunidad de cangrejos a lo largo la playa eterna. Algunos arrastrando su casa, otros pintados con bolitas de color naranja, café, gris y blanco... en perfecto camuflaje con la arena. Buscában alimento, construían su nido, o simplemente caminaban en grupos o parejas a algún lado.
De pronto una punta fresa-naranja incadescente nos llama la atención en el horizonte. Justo sobre el mar decide aparecerse aquél que no se había dejado ver. Engalanado con sus mejores luces. Un círculo perfecto detrás de la seda de neblina que lo cubre y difumina, permitiendo que lo podamos mirar en su esplendor.
Comienza la hora mágica. 30 minutos en los que la naturaleza baila y el paisaje cambia de color a cada instante hasta llegar a su opuesto, la noche. Pinceladas naranja en las nubes, peces que brincan a nuestro lado, la mar gentil... que por unos minutos deja que nos sumerjamos... Todas las especies se mueven... para finalizar o para comenzar su día/noche. La chicharra que canta cual gallo madrugón. Las purrujas comienzan la fiesta. Somos un banquete para los más pequeños...
Una ola gigante nos revienta y nos arrastra por la arena. Ya es tiempo de salir. La mar es una nena demasiado temperamental.
Finalmente una paz absoluta nos invade. Realismo mágico a flor de piel. Que buena función!
Mañana seguiremos aquí, en el paraíso del hombre pobre... donde hay espectáculos todo el día, todos los días, siempre diferentes, y siempre gratis...


martes, 6 de mayo de 2008

Pensamientos de mi segunda tarde en San Pedro...

Comparado con Panamá, Costa Rica está demasiado frío.
(y estamos en verano..) Como extraño ese calor...

Por suerte no han cambiado aquellas cosas,
que me hacen sentir tan felíz en casa.

domingo, 4 de mayo de 2008

Siempre tendremos Panamá…


















Suspendida en el aire en una hamaca,
que se mece en una isla en el caribe,
el viento de San Blas dice tu nombre.

El frío de la noche
me convierte en polvo y luego en barro
fuerte y hermoso
pesando cero
renaciendo en el cálido húmedo
sonido arrullador del mar...
Haciéndome una con el mundo...
(y con vos…)